domingo, 29 de septiembre de 2013

Como suceden y no deberían suceder las cosas: al revés.

CAPÍTULO 11

- Pues que no será fácil, va a ser muy duro. Tendremos que esforzarnos todos los días y quiero hacerlo porque te deseo. Quiero tenerte para siempre, Tú y Yo todos los días. ¿Harías algo por mí?.. Por favor imagina tu vida dentro de 30 o 40 años, ¿cómo la ves? Si es junto a ese hombre, vete. Te largaste una vez y lo soportaré otra si creyera que es lo que quieres, pero jamás tomes la vía fácil. 
+ ¿A qué vía te refieres? No hay ninguna fácil, haga lo que haga alguien acabará sufriendo. 
- ¿Podrías dejar de pensar en lo que quieren los demás? Incluso olvida lo que yo quiero y lo que él quiere o lo que tus padres quieren,¿tú qué quieres? 
+ No es tan sencillo.

Permanecía absorta ante la pantalla del "atontabobos", como la denominaba un profesor de historia que tuvo en el instituto, viendo entre lágrimas aquella parte del largometraje romántico que tanto la marcó una vez. ¿Por qué los seres humanos tienen ese instinto masoca? ¿Por qué se dedican a escuchar música depresiva o a ver películas de amor y desamor en momentos en los que solo pueden hacerles más daño? Misterios sin resolver.

Algo en su corazón despertó mientras observaba emocionada aquellas dos horas y pocos minutos de vida ficticia, los cuales en lugar de evadirla, la recordaban aún más la cruda verdad de su vida real. Sueles tener aquello que no deseas, y desear aquello que no tienes, o eso dicen. A veces es cierto. Somos inconscientemente caprichosos. Y eso la hacía pensar más aún en si realmente llegamos a querer algo de verdad, o simplemente nos adentramos en la búsqueda de conseguir aquello que no tenemos.

"Basta de pensar", se dijo a sí misma. Recordó la última frase que el atractivo protagonista le imploraba con ojos de cordero degollado a su amante, ¿tú que quieres? Sintió el deseo de abrazarle, a él. A aquel que durante mucho tiempo había pedido su abrazo, a ella. Y que bien se sentía cuando sus brazos la rodeaban. Era un acto que tal vez sobrevaloraba demasiado, pero adoraba la sensación de retroceder en el tiempo y sentirse pequeña, aún más de lo habitual. De tener a alguien que velara por ella, que la hiciera sentir tranquila. Freud quizás no iba tan desencaminado, pensó.

Pero la razón de añorar esas y otras cosas es fruto de haberlas perdido. Qué extraño y complicado el ser humano, que siempre actúa y siente cuando ya no corresponde. Apagó el televisor antes de que los protagonistas tuvieran su feliz reconciliación. Antes de que de nuevo sus ojos comenzaran a llenarse de gotas de agua saladas. Si ya es difícil ponerse de acuerdo uno consigo mismo, imagina la ardua tarea que puede ser la de conseguir que se pongan dos. Comenzó a evadirse de la película y a divagar entre pensamientos. Llegó a la conclusión de que puede que muchas veces sea cierto aquello de que somos nosotros los primeros en complicar las cosas, pero como decía la amante protagonista, muchas otras, no es tan sencillo.
No siempre hay segundas partes. No siempre suceden finales felices. No siempre se tiene todo lo que se quiere. 
©SandraLópezOrtiz_uca

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